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Alonso, en el laberinto de McLaren

El difícil presente que vive Fernando Alonso en medio de los problemas de McLaren-Honda llevará al español a una "despedida silenciosa" de la Fórmula 1.

"No queda otra que seguir teniendo un poco de esperanza, que se consiga dar con la clave, pero tiene que ser en el corto plazo, porque en la F1, nadie va a esperar por ti..."

La definición corresponde a un piloto que en las últimas tres temporadas ha hecho de la paciencia su principal capital y aliado. Un deportista ante todo, que tenía a su favor la historia de la escudería, la gloria del motorista y sus propios pergaminos, pero así y todo nada salió como estaba planeado...

Desde que cambió el rumbo de su carrera, quedó más palpable que nunca, que no se puede vivir de la gloria del pasado, y como expresan sus propias palabras, la F1 no espera.

Mercedes se hizo imbatible, Hamilton ganó dos titulos más, Rosberg se coronó y hasta se retiró. Surgieron los Verstappen, los Kvyat, los Sainz, Werlhein, Stroll, Ocon…

Hasta Felipe Massa se dio el lujo de ir y volver, sobre la base de un Williams que quedó en pañales y necesitaba otra vez de su experiencia. Bottas pasó a Mercedes, y "Checo" Pérez se afirmó en la élite de los cinco grandes pilotos...

Demasiadas cosas pasaron mientras el protagonista de la novela pululó entre la flema británica y la cultura nipona. Hasta un tal Giovinazzi, tuvo sus quince minutos de fama sobre un Sauber.

Fernando Alonso, el protagonista del culebrón, se pregunta: ¿quién espera a quién? ¿McLaren a Honda? ¿Honda a McLaren? ¿Alonso a los dos? O un portazo, una fuga, una salida elegante o un retiro decente solucionaría parte del calvario.

El piloto español cuenta 35 años, casi 36… la sociedad anglo-japonesa sugiere que apenas podría verse una mejora en dos meses. No existe bajo esta ecuación un sólo motivo para pensar que el excampeón, vaya a sostener el vinculo durante mucho tiempo.

Ya no sólo se trata del deseo ni de la voluntad. Mucho menos del talento comprobado de Alonso. Es la cruda matemática del tiempo biológico. Es el rigor de la evolución tecnológica. Es el resultado de una alianza que no funciona.

El crédito del marketing de los 80, se agotó para las necesidades de Fernando. La leyenda de la era Senna-Prost, sólo puede traccionar para la juventud de Vandoorne.

El laberinto de McLaren, llevará al ibérico a una despedida silenciosa, a una corona de laureles desojados, al champagne sin espuma, a una lánguida y descolorida partida, a kilómetros luz de la bandera a cuadros que merece.

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