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Fernando Alonso no correrá en el GP de Mónaco para disputar las 500 millas de Indianápolis

El asturiano no estará en el trazado monegasco como ha informado McLaren en un comunicado. "La prueba de Indianápolis será la única carrera de IndyCar en la que Fernando competirá este año y, por lo tanto, el Gran Premio de Mónaco será la única prueba del Mundial de Fórmula 1 que no disputará", explicó McLaren.

El piloto español Fernando Alonso ha anunciado que disputará el mes que viene las 500 millas de Indianápolis con McLaren, una prueba que coincide con el Gran Premio de Mónaco, por lo que no disputará la mítica carrera urbana de la Fórmula 1.

Después de 38 años de ausencia en las 500 millas de Indianápolis,McLaren volverá a disputar la prueba empleando motores Honda, la misma combinación que emplea en la Fórmula 1, y compartiendo labores con el equipo Andretti Autosport. La prueba se disputará en Estados Unidos el 28 de mayo, mismo día en el que se correrá el GP Mónaco, sexta prueba del curso en la F1.

"La prueba de Indianápolis será la única carrera de IndyCar en la que Fernando competirá este año y, por lo tanto, el Gran Premio de Mónaco será la única prueba del Mundial de Fórmula 1 que no disputará", aclaró en un comunicado McLaren, que no ha anunciado quién suplirá al asturiano en Montecarlo.

Alonso se declaró "inmensamente entusiasmado" por su participación en Indianápolis. "Es una de las carreras más famosas del mundo, a la altura de las 24 horas de Le Mans y el Gran Premio de Mónaco, y, por supuesto, lamento mi ausencia en Mónaco este año. Pero será la única carrera que me pierda y volverá a subirme al MCL32 para disputar el Gran Premio de Canadá en junio", explicó el piloto.

El ovetense, que nunca ha competido con un coche de IndyCar, detalló que volará directamente desde Barcelona a Indianápolis en cuanto dispute el Gran Premio de España (14 mayo) y que estará dos semanas entrenando y compitiendo en Estados Unidos.

"He ganado dos veces el Gran Premio de Mónaco y una de mis ambiciones es ganar la Triple Corona (Mónaco, Indianápolis y Le Mans), algo que solo ha logrado un piloto en la historia: Graham Hill. Es un reto duro, pero voy a intentarlo. No sé cuándo correré en Le Mans, pero algún día lo haré. Solo tengo 35 años y aún tengo tiempo de sobra para hacerlo", desgranó.

Por su parte, el director ejecutivo de McLaren, Zak Brown, señaló que "como americano" siempre ha visto las 500 millas de Indianápolis como "una competición fantástica".

"No soy tan tonto como para predecir que Fernando ganará la carrera, pero espero que esté en la pelea. La situación es esta: va a competir con el equipo que ganó el año pasado con el mismo motor Honda y es el mejor piloto de carreras del mundo. Es una combinación muy atractiva. Así que creo que peleará por la victoria", pronosticó.

ASÍ SON LAS 500 MILLAS DE INDIANÁPOLIS

Repaso de la prueba que disputará Fernando Alonso este 2017

Nada menos que 100 ediciones de las 500 millas de Indianápolis se han disputado hasta la fecha, una prueba que se disputó por primera vez en 1911 en lo que entonces era un oval enladrillado del que ahora solo queda a modo de recuerdo el 'Brickyard', una pequeña línea con los ladrillos originales a la altura de la línea de meta que también hace tiene su función de santuario de peregrinación, donde el ganador debe besar tan particular suelo.

Desde la primera edición solo la segunda guerra mundial evitó la celebración de la cita anual siempre puntual el último fin de semana del mes de Mayo, coincidiendo con el 'Memorial Day', el día homenaje a lo caídos y siempre con la característica de completar las 500 millas, un total de 200 vueltas al óvalo más conocido de cuantos existen, excepto en seis ocasiones en las que las condiciones climatológicas impidieron llegar a tal cantidad, y nunca más de 500 millas, a excepción de lo ocurrido en 1995, cuando Jacques Villeneuve fue castigado siéndoles eliminadas dos vueltas, por lo que teóricamente ganó la prueba con 202 vueltas completadas, si bien la Indycar decidió oficializar el dato de 500 millas, obviando esas dos vueltas extras.

La Indycar tiene una gran diferencia respecto al resto de competiciones de Fórmulas del planeta, diferencia más abultada al hablar de las pruebas en óvalo, una disciplina que llegó a tener campeonato propio con la IRL y que llega a enamorar a sus participantes, llegando algunos pilotos a especializarse, dejando de lado los circuitos convencionales.

Y es que los óvalos, a pesar de la simpleza aparente, son una descarga de adrenalina para el piloto, velocidad pura con vehículos en paralelo a escasos centímetros donde todo puede pasar, donde se puede ganar sin ser el favorito, sin ser el más rápido, fruto de la fortuna, de una buena estrategia o de evitar un gran accidente. La estrategia se vuelve trascendental, puede que más que en cualquier otra categoría del motor. Cuánto combustible cargar, qué neumáticos cambiar... Medio segundo de más cargando combustible puede resultar trascendental en la parte final de carrera.

Resulta imposible compactar en un artículo todos los momentos especiales que ha deparado la prueba, entre los que se incluyen a un padre y un hijo compitiendo en el equipo del abuelo y luchando a la par por la victoria, que el destino te haga estrellarte en la última curva de la última vuelta cuando liderabas cómodamente para que el triunfo recaiga en manos de Dan Wheldon, que tristemente perdió la vida ese mismo año en un accidente.

  • Velocidad media, rozando los 400 kilómetros por hora

También resulta complicado trasmitir con palabras la velocidad que se alcanza en el óvalo, pero basta con decir que para conseguir la pole position en 2016, James Hinchcliffe completó un promedio de cuatro vueltas a 371,37 kilómetros por hora y que en 2013 Tony Kanaan ganó la carrera completando las 500 millas a una velocidad media de 301,64 kilómetros por hora, incluyendo neutralizaciones por el coche de seguridad así como las obligatorias paradas en boxes. El record de vuelta continúa establecido en un promedio de 379,889 kilómetros por hora, logrado por Eddie Cheever, ya que en óvalos se usa más la velocidad media que el tiempo cronometrado.

  • Un trofeo a la altura de la carrera

Una carrera tan especial también requiere un trofeo especial, como lo es el Borg-Warner, un trofeo de monstruosas dimensiones en el que cada año se talla la cara del ganador de la prueba, que pasa a acompañar a los anteriores ganadores, recibiendo el piloto una réplica a escala.

. Celebración característica

Las 500 millas de Indianápolis también tiene su particular celebración, única y fácilmente identificable e iniciada de forma algo accidente por Louis Meyer, quién tras ganar en 1936 pidió leche para beber, momento en el que un fotógrafo inmortalizó la instantánea de Meyer bebiendo leche de la botella. Más tarde dicho gesto fue usado con motivos publicitarios, convirtiéndose en tradición hasta nuestros días, una tradición que solo Emerson Fittipaldi osó a romper en 1993 cuando el brasileño prefirió el zumo de naranja que él mismo vendía, algo que le costó la impopularidad en el país norteamericano.

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